No seremos nosotros quienes nos quedemos callados ante tanta desfachatez escuchada en las redes sociales. Y es que cada día nos encontramos con un nuevo video del, por alguno, llamado «Mesías«; no tenemos claro si le llaman así por las camisetas que viste en dichas grabaciones, o más bien por el fin que se presume le espera; y es que uno ya se cansa de ver cómo cualquier persona con más voluntad que conocimiento se lanza a compartir un video promulgando sus buenas artes y representando a todo el sector con su ingenuidad, dejando al gremio como el hazmereír de los demás sectores.
Que el transporte necesita un cambio importante lo sabemos todos, y que no vendrá de la unión entre los autónomos empresarios y los conductores, también. Sino, vamos a ver quién es el «guapo» que defiende al mismo tiempo a patronos y trabajadores. Señores, por favor, dejen ya de mezclar churras con merinas si lo que pretenden no es hacer un chiste.
«Unión y Fuerza» es el nombre con el que han apodado algunos conductores de tráiler a uno de los movimientos más absurdos vividos hasta hoy en el transporte, y es que tenemos en la red, normalmente en Facebook, reclamas tan absurdas como incoherentes, pidiendo la unión entre el contratante y el contratado ¿para luchar contra quién?
Si de verdad fueran personas acostumbradas a este sector desde ambos puntos de vista, empleados y empleadores, sabrían que los viajes mal «subidos a fecha» desde Almería o Murcia a Alemania, Holanda, Bélgica o Inglaterra, como dicen en uno de sus videos, «del tirón» ¡con un sólo conductor!, han servido para que ahora esos viajes se paguen menos. El culpable de que el transporte baje de precio, en gran parte, es el propio transportista. Si además observaran el mercado, se darían cuenta de que el precio no lo ponen las agencias de transporte españolas, sino los falsos autónomos creados por algunas de éstas a través de cooperativas, la deslocalización de sus empresas o la contratación de personal extranjero desde otro país.
Desde este Portal no es la primera vez que insinuamos al sector que tal vez haya llegado el momento de parar, y desde luego, nos da mucha rabia ver las formas que se emplean para movilizar al gremio, las cuales creemos que tienen más intención que resultado próximo. Como bien sabemos, sólo pararemos cuando paremos todos, y los conductores pueden parar, pero no pueden parar sus camiones. Separemos estas guerras porque aquí tenemos dos entidades bien diferenciadas a las que reclamar, y explicamos.
En el caso de los conductores deben dirigir sus reclamaciones a sus sindicatos, los cuales, en mayor o menor medida, tendrán que tomar una determinación al respecto. Si lo que se busca es una huelga general deben ser los sindicatos de éstos quienes la convoquen y organicen exponiendo claramente sus promulgas y peticiones.
Pero bien distinto es el caso de los transportistas autónomos o PYMEs, también llamados empresarios, los cuáles, por suerte o por desgracia, no tienen sindicato y disponen de una única herramienta para su defensa, hacer valer la ley, en este caso las leyes de trabajo y de competencia.
Desde Transporte Sostenible manejamos otra arma bien distinta a todas estas, y que basa la difusión de los precios y condiciones al público para su valoración y comparación buscando siempre la competencia entre el que busca camión. Debe ser el transportista quien elija, y no quien pelee por un viaje, porque sino nos tienen donde querían estos 4 ó 5 que desde siempre han manejado la normativa a su antojo mediante fórmulas descontroladas, enmascaradas de baremos que nadie vigila ni penaliza en caso de incumplimiento.
Señores, queremos lanzar unas preguntas:
- ¿Cuántos cargadores pagan a 30 días si no es mediante una fórmula de confirming que nos cuesta dinero a los transportistas?
- ¿Cuántos cargadores tienen sede en países extranjeros y personal residente en otro país trabajando en este?
- ¿Cuántos cargadores se atreven a ofrecer precios por debajo de coste sin miramiento alguno?
Respondemos nosotros: DEMASIADOS. Y esto deriva normalmente en la tan apreciada frase: «Es lo que hay«.
Y es por eso que ha llegado el momento de tocar puertas, pero sin fantochadas. Si existe una representación del sector autónomo en este país que de veras defiende los derechos del transportista, debe presentarse cuanto antes en Inspección de Trabajo y en Transportes, y llevar el listado de empresas que realizan contrataciones en cubierta, deben acudir al Comité Nacional de Mercados y Competencia y desvelar los precios que ofrecen por debajo de mercado, y deben denunciar el incumplimiento de la Ley 15/2010 «antimorosidad».
Mientras esto no se haga, desde aquí y muy a pesar nuestro, seguiremos pensando que se ríen en nuestra cara. ¿Lo próximo será que regalemos los carnets de transportista para que no falten conductores? ¿O tal vez sean las mujeres, subvencionadas por contratación, las encargadas de jugarse la vida en nuestras carreteras?