🚛 Ley de Movilidad Sostenible 2025: lo que los transportistas de mercancías debemos saber

Un nuevo escenario para el transporte profesional en España

La Ley de Movilidad Sostenible 2025, propuesta como respuesta a la emergencia climática, promete transformar el transporte de mercancías en España. Y si bien aplaudimos toda medida que ayude a frenar el cambio climático, también observamos con lógica preocupación cómo estas transformaciones impactan directamente en nuestra operativa diaria.

La movilidad sostenible ya no es una idea del futuro. Es el presente legislativo que, como profesionales del transporte de mercancías, estamos comenzando a sentir en cada decisión logística. Desde el equipo de Transporte Sostenible, con más de 15 años de experiencia en carretera, vemos cómo el sector se enfrenta a un nuevo paradigma: regulaciones más exigentes, políticas medioambientales concretas y un horizonte marcado por la descarbonización.

Ley de Movilidad Sostenible 2025 transporte mercancías

¿Qué propone la Ley de Movilidad Sostenible?

Esta ley tiene tres grandes objetivos:

  1. Reducir las emisiones del transporte terrestre, especialmente en zonas urbanas.

  2. Mejorar la eficiencia energética del sector logístico.

  3. Reorganizar la financiación del transporte, abriendo la puerta a nuevos sistemas de pago por uso.

Entre sus medidas clave se incluyen:

  • La expansión de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).

  • Potenciar el transporte colectivo y el ferrocarril para mercancías.

  • Incentivar la renovación de flotas hacia opciones menos contaminantes.

  • La posibilidad de que los municipios implementen peajes urbanos a camiones y vehículos pesados.

¿Cómo afecta directamente al transporte de mercancías?

Desde nuestra perspectiva, los efectos son claros:

  • Nos enfrentamos a nuevas restricciones para circular por ciudades donde antes no había limitaciones.

  • Cambiar rutas implica mayores costes de combustible, planificación y tiempos de entrega.

  • Se fomenta el uso de vehículos eléctricos o propulsados por energías limpias, algo positivo, pero con una inversión inicial muy elevada para la mayoría de pymes del sector.

Recordamos perfectamente cuando se implementaron las primeras restricciones en ciudades como Madrid o Barcelona. En ese momento, adaptarnos fue complejo, pero posible. Ahora, la escala de cambio es nacional, y eso exige una transformación estructural de nuestra forma de operar.

Impuesto al diésel 2025: impacto real sobre los transportistas

El diésel, durante años el corazón de nuestra actividad, se ha convertido en el principal señalado de la transición energética. La Ley prevé un aumento progresivo del impuesto al gasóleo, con el objetivo de desincentivar su uso y equiparar su fiscalidad a la gasolina.

Esta medida, aunque coherente con una política verde, tiene implicaciones económicas profundas. Para empresas como la nuestra, que aún dependen en gran parte del diésel, esto representa un aumento directo de los costes de explotación.

El coste del combustible como factor crítico

Los márgenes del transporte de mercancías son ajustados. Un incremento del 10% en el precio del combustible puede traducirse en una reducción sustancial de beneficios si no se ajustan tarifas. Y aquí está el problema: no siempre es posible trasladar el sobrecoste al cliente final, especialmente en contratos de larga duración o con grandes cadenas logísticas que imponen condiciones.

A corto plazo, esto está generando una creciente tensión en el sector. Muchos transportistas están reconsiderando su continuidad, otros se plantean asociaciones para compartir costes, y algunos pocos, con capacidad financiera, exploran alternativas eléctricas o de GNL (gas natural licuado).

Reacciones del sector y estrategias de respuesta

Desde Transporte Sostenible ya hemos comenzado a diseñar estrategias defensivas:

  • Apostamos por la planificación de rutas más eficientes, reduciendo kilómetros en vacío.

  • Mantenemos un plan de renovación progresiva de flotas, incorporando vehículos híbridos en rutas urbanas.

  • Estamos abriendo un diálogo con nuestros clientes para revisar tarifas y condiciones a la luz del nuevo contexto energético.

A nivel colectivo, observamos cómo las asociaciones del transporte están solicitando una moratoria o desgravaciones fiscales temporales, especialmente para pequeños transportistas. La incertidumbre domina las conversaciones del sector: nadie duda que hay que avanzar, pero no al precio de hundir miles de pequeñas y medianas empresas que sostienen la logística nacional.

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Peajes urbanos y zonas de bajas emisiones: retos logísticos

Una de las medidas más controvertidas es la implementación de peajes urbanos en los municipios de más de 50.000 habitantes. Con ello, se busca regular el acceso a zonas de alta densidad y contaminación, favoreciendo el uso del transporte público y restringiendo el acceso a vehículos contaminantes.

Para nosotros, que diariamente accedemos a ciudades para cargar o entregar mercancías, esta medida genera un impacto logístico inmediato.

Nuevas restricciones, viejos problemas

Recordamos cómo al inicio se nos permitía circular por zonas de bajas emisiones siempre que fuera con fines comerciales. Hoy, esto está cambiando. Cada ayuntamiento puede definir sus normas, y eso complica la planificación.

En la práctica, significa:

  • Tener que consultar múltiples ordenanzas locales para saber si podemos acceder.

  • Reorganizar rutas para evitar multas o sanciones.

  • Asumir nuevos costes por entrada en zonas restringidas, especialmente si se aplican peajes variables según el tipo de vehículo.

A esto se suman las restricciones horarias, lo que implica a menudo tener que pernoctar cerca de la ciudad o reprogramar toda una cadena de entregas.

Alternativas, costes y planificación de rutas

Estamos invirtiendo muchas horas en redefinir la planificación logística. Las herramientas de geolocalización y simulación de rutas se han vuelto imprescindibles para optimizar tiempos, evitar multas y reducir el impacto económico de los peajes.

Sin embargo, la alternativa más clara sigue siendo una: renovar la flota para poder acceder libremente a todas las zonas urbanas. Pero, como ya comentamos, eso requiere inversiones de decenas de miles de euros por unidad, algo fuera del alcance de muchos.

En resumen: los peajes urbanos son un reflejo del cambio que viene, pero también un campo minado para el transporte de mercancías si no se aplican con criterio, consenso y ayudas concretas.

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Adaptación forzada: la renovación de flotas

Hablar de movilidad sostenible sin hablar de renovación de flotas es imposible. El núcleo del cambio está ahí: sustituir camiones diésel por unidades eléctricas, híbridas o de gas. Una transición que parece sencilla en el papel, pero que en la práctica es un salto económico enorme.

Vehículos sostenibles: ¿solución o nuevo problema?

Los nuevos vehículos sostenibles tienen ventajas claras:

  • Emisiones reducidas.

  • Acceso a zonas restringidas.

  • Bonificaciones fiscales o ayudas (limitadas).

Pero también tienen retos:

  • Coste elevado: un camión eléctrico cuesta hasta el doble que uno diésel.

  • Autonomía limitada: ideal para reparto urbano, pero aún lejos del transporte regional o nacional.

  • Infraestructura de carga: escasa, especialmente fuera de grandes ciudades.

Desde nuestra experiencia, vemos cómo muchas empresas están dispuestas a dar el paso, pero se topan con barreras estructurales. Nosotros mismos estamos evaluando opciones de leasing o renting como formas menos agresivas para afrontar esta renovación.

La brecha económica y tecnológica del pequeño transportista

Este es uno de los puntos que más nos preocupa como equipo. Las grandes flotas tienen músculo financiero y pueden afrontar cambios tecnológicos, incluso experimentar. Pero los pequeños autónomos o cooperativas de transporte están en riesgo real de quedar fuera del sistema.

Creemos que la administración debe ofrecer planes de ayuda específicos para pymes del sector. Porque si no se facilita esta transición, no habrá movilidad sostenible, sino una reconversión excluyente.

 

Replantear el futuro: resiliencia y transformación del sector

No estamos aquí para quejarnos, sino para construir. El sector del transporte profesional ha demostrado, una y otra vez, su capacidad de resiliencia. Lo hicimos durante la pandemia, lo hacemos frente a los vaivenes del precio del gasóleo, y lo haremos ahora frente al reto verde.

Cómo enfrentamos este cambio desde dentro

Como Transporte Sostenible, hemos iniciado una transformación que incluye:

  • Digitalización total de rutas y procesos logísticos.

  • Formación interna sobre normativas, fiscalidad y nuevas tecnologías.

  • Colaboración con otros actores del sector para compartir recursos y reducir costes.

  • Exploración de modelos colaborativos, como hubs logísticos y microdistribución urbana.

Nos tomamos en serio este momento. Sabemos que es ahora o nunca. Adaptarse no es una opción, es la única vía para seguir siendo relevantes y competitivos.

Recomendaciones prácticas para otros transportistas

Con base en nuestra experiencia real, compartimos estas ideas clave:

  1. Infórmate a fondo: las normativas varían mucho por región. Ten a mano siempre los mapas actualizados de ZBE y los calendarios de implementación.

  2. Planifica a largo plazo: si puedes, empieza a diseñar un plan de renovación progresiva. No hace falta cambiar todo de golpe, pero sí moverse.

  3. Aprovecha las ayudas: existen líneas de subvención para vehículos limpios, modernización de flotas y formación. Búscalas.

  4. Digitaliza tu operativa: la tecnología es tu mejor aliada para optimizar rutas, ahorrar combustible y evitar sanciones.

  5. Únete a colectivos: las asociaciones del sector están luchando por condiciones más justas. No estás solo.

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En conclusión

El 2025 marcará un antes y un después para el transporte profesional en España. Con la Ley de Movilidad Sostenible, los nuevos impuestos al diésel y los peajes urbanos, el cambio ya no es una amenaza lejana: es una realidad inminente.

Desde Transporte Sostenible, hemos decidido abrazar esta transformación con los ojos abiertos, conscientes de los riesgos, pero también de las oportunidades. Sabemos que el camino será exigente, pero también que el transporte limpio, eficiente y justo es posible.

Porque no se trata solo de mover mercancías, se trata de mover el futuro.